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Año 2002
Con mi amiga Pía (tapada en la foto, para proteger su identidad ????) teníamos ganas de irnos dos semanas a algún lado y decidimos irnos al Club Med de Itaparica. "Dos semanas?", nos decían todos, "a un Med?????". Realmente yo tenía un preconcepto con respecto al régimen de los Med y no estaba muy segura de lo que estaba haciendo...
Igualmente, como era muy conveniente por los descuentos, allá fuimos. Avión a Sao Paulo, luego a Bahía y después en taxi aéreo hasta la isla. Ese viaje sólo fue buenísimo. En el aeropuerto de Bahía nos encontramos con nuestro "chofer / piloto" que nos llevó hasta la avioneta. Cargó las valijas en las alas y nos subimos. En la cosa esa íbamos nosotras dos, dos argentinos cancheros mal (que venían a los gritos desde Buenos Aires, como siempre... se los reconoce a la distancia) y tres chilenos. En cuanto la avioneta empezó a carretear, estos dos argentinos quedaron mudos. Se largó a llover en medio de la travesía. Era muy gracioso: el piloto sacaba la mano por la ventanilla para usar su brazo cual limpia-parabrisas. Estos pibes estaban cada vez más hundidos en sus butacas, más verdes y más callados. Pero finalmente, después de unos 15' aterrizamos en Itaparica.
Nos tocó una habitación muy linda, enorme. A mí ya me habían dicho que el baño estaba a la vista pero no creí que fuera para tanto. Vos entrás a la habitación y en realidad estás entrando al baño. En ese mismo espacio tenés el lavamanos y en un cuartito, sin puerta, al costado, la ducha. El water sí, eso sí está cerrado por una puerta. Para pasar del baño al dormitorio tenés que subir unas escaleras. Ambos ambientes están separados por un... ventanal. O sea que si no tenés confianza con la persona que vas... cagaste!
La primera semana nos dedicamos a morfar, beber, leer, dormir e ir a la playa. Yo tomé clases de arco y flecha (nótese el moretón en el codo; se te hace al no acomodar bien el brazo y que la parte elástica te golpee a una velocidad increíble: tuve el codo vendado un par de días, pero es uno de los deportes que más me ha gustado) y de Laser.
A la tardecita, cuando volvíamos de la playa, íbamos a jugar al tenis. Y esa fue nuestra vida esa semana. Los GOs (como se les llama: Gentiles Organizadores) no te rompían mucho las pelotas. Pasaban por al lado tuyo y te preguntaban si querías participar de esto o de aquello, pero sin ser cargosos, que era a lo que yo le tenía miedo.
La segunda semana sí, nos incorporamos a la vida del Village. Hicimos todos los deportes, participamos en todas las fiestas, en torneos. Y cabe acotar que gané medalla de plata en Arco y Flecha. Así que me hicieron subir al escenario a recibir mi medalla.
Lo pasé excelentemente bien. Tanto que este año en octubre me voy de nuevo, pero al de Trancoso (Porto Seguro) que es de mejor categoría y dicen que tiene una playa alucinante. Ya les contaré.
Párrafo aparte merece mi experiencia bicheril. Brasil me encanta, pero también me plantea un problema: le tengo fobia a las arañas y algunos otros insectos. Una noche, mientras Pía se bañaba y yo leía en la cama, creí ver con el rabillo del ojo algo blanco, grande, que caminaba por el barral de la cortina de la ventana... Cuando miré no había nada, pero igual hice una escenita de pánico y esa noche no me podía dormir. A la mañana siguiente avisamos en Administración y, mientras nosotras estábamos en la praia, fumigaron. Pues que aparecieron cucarachas, cascarudos y otras cosas desperdigadas por acá y por allá. La negrota enooooorme que hacía nuestra habitación me miraba riéndose, con la ventana abierta de par en par y me decía que no habían encontrado ningún cadáver más grande que ese: una cucaracha Hovercraft (así las llamo porque parecen andar sobre colchón de aire las guachas).
Pero después de un par de noches, casi al final de nuestra estadía, estaba leyendo nuevamente, cuando vi otra vez esa cosa blanca moverse... y esta vez la vi, o vi sus patas, porque se metió detrás del placard. Yo voy a insistir hasta el fin de mis días que esa era una araña. Una araña blanca (puede ser albina, por qué no? :P), enorme, del tamaño de un... de un... estemmmmm, de un plato! Y hasta el fin de mis días voy a ver la cara de la negra mostrándome los dientes blancos y voy a tener que comerme las gastadas de Pía cada vez que nos acordamos.
TIP: A pesar de no ser el medio más seguro para llegar, los taxis aéreos son lo mejor. Cuesta un poquito más que el ferry, pero ganas tres o cuatro horas por lo menos. A parte Bahía, desde el aire, es muy muy bonita (desde tierra, años después tanto no me gustó... pero ese será otro post).